LA MONEDA PERDUDA. PRIMER


PARÀBOLA DE LA MONEDA PERDUDA. 
LLETRA DE LA CANÇÓ
Para explicarnos cuánto nos ama 
hizo el Señor esta parábola. 
Una mujer, hubo una vez, 
que una moneda perdió. 
En su cartera tenía diez 
y sólo nueve encontró. 
Valía mucho esa moneda 
y un gran disgusto le dio perderla. 
Se puso a buscar, sobre la mesa, 
bajo la cama, en la despensa. 
Por más que busca no encuentra nada. 
Está la pobre desconsolada.

Esa moneda eres tú. 
Esa moneda soy yo. 
Somos como esa moneda
para el Señor. 
Esa moneda eres tú. 
Esa moneda soy yo. 
Somos como esa moneda 
para el Señor.

Buscó y rebuscó aquella señora. 
No descansó hasta la aurora. 
El suelo barrió con una escoba 
y revolvió la casa toda. 
Un brillo dorado, 
entre las baldosas: 
“¡Por fin la he encontrado!”,
 grita dichosa. 
Llamó a las amigas 
y a las vecinas. 
Comieron pastel 
en la cocina. 
En el cielo también hay una fiesta 
cuando el padre nos busca y nos encuentra.

Esa moneda eres tú. 
Esa moneda soy yo. 
Somos como esa moneda 
para el Señor. 
Esa moneda eres tú. 
Esa moneda soy yo. 
Somos como esa moneda 
para el Señor.

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